Hotel Santos Porta Fira

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Toyo Ito, premio Pritzker por su innovación conceptual

Su arquitectura proyecta un aire de optimismo, ligereza y alegría, y está impregnada de un sentido de unicidad y universalidad.

Hoel Santos Porta Fira Barcelona

La arquitectura del viento

Toyo Ito ha explorado la imagen física de la ciudad de la era digital, encontrando que la experiencia urbana tiene lugar en dos espacios de referencia: un espacio físico convencional, y un conjunto de espacios virtuales, al que el primero sirve como puerta de entrada.

Hoel Santos Porta Fira Barcelona

Hotel y edificio como una sola cosa

Entre sus prioridades destaca el dar respuesta a su entorno y aprovechar la posición estratégica de la parcela entre dos grandes proyectos –Plaza Europa y Fira 2000–, actuando como puerta y puente entre ambos. El edificio de oficinas, de geometría ortogonal, está colocado en posición perpendicular al eje vertebrador de la Plaza Europa, proyectado a 30º respecto de la Gran Vía, se convierte en un final para la plaza y dialoga con el límite situado de forma simétrica al otro lado de la Gran Vía (dos torres ortogonales perpendiculares a este eje).

Hoel Santos Porta Fira Barcelona

Estructura inspirada en la naturaleza

Con una sutil planta en forma de tallo, va rotando conforme crece, y en su parte superior se abre como una flor.

El conjunto está compuesto por una torre que gira sobre sí misma, y durante cuyo movimiento saluda a la ciudad, el aeropuerto, la Plaza Europa y a la recinto ferial, siendo su percepción cambiante a medida que se la rodea. Esta percepción se complementa con una segunda torre, que a primera vista es un volumen puro, pero que contiene un núcleo que también gira sobre sí mismo, reflejo de la otra torre.

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No hay mejor arquitectura que la de un árbol.

La arquitectura no es más que un árbol, debe crecer en concordancia con su entorno.

La arquitectura tiene que fundirse con el entorno, no ser un elemento diferenciador.

Gaudí decía que su maestro era el árbol que tenía delante; yo también pienso que nunca podremos hacer una arquitectura mejor que la de un árbol.

La obra de la Fira es el mayor proyecto que tengo en España. No empieza de cero. Debía ensamblar piezas preexistentes y otras nuevas. Es un proyecto urbano. Quise reflejar un espacio fluido. La gente se pregunta por qué diseñó una torre redonda y roja, y otra cuadrada y bicolor. Eso tiene que ver con mi proyecto para la Mediateca Sendai, en Japón. Aquel era un edificio cúbico, con unas columnas orgánicas redondeadas en su interior. Aquí siempre quise hacer una torre de planta redonda y otra de planta cuadrada, pero, esta última, con un alma redonda. Respecto al color rojo, es el color de la tierra. Es un color apasionado, alegre. Y casa bien con Barcelona.